
Llevar el carné de vacunación.

Informarse con el pediatra sobre qué tipo de vacuna va a recibir el niño/a y consultarle las dudas que se tengan sobre la misma.

Leer la información sobre la vacuna que el niño/a está recibiendo.

Decirle la verdad al niño/a acerca del dolor, es mejor explicare que si bien dolerá un poco, solo serán unos segundos, y hablarle de la importancia de las vacunas para su salud.

Recordar que, en general, las vacunas pueden aplicarse durante un resfriado, siempre y cuando el niño/a no tenga fiebre.

Revisar la fecha de vencimiento de la vacuna y ver que para su aplicación se utilice una jeringa nueva.

Programar las fechas de vacunación.

Recordar que el niño/a se puede bañar normalmente y realizar cualquier actividad luego de vacunarse.

Tener presente que la mayoría de las vacunas pueden causar fiebre y enrojecimiento o hinchazón de la zona de aplicación. Estos efectos ceden espontáneamente y se tratan con paños fríos y húmedos sobre la zona de aplicación.