Mi hijo chupa dedo, ¿qué hago?
Son muchos los padres preocupados que buscan a un odontólogo para que les diga que deben hacer con sus hijos que tienen el hábito de chupar dedo o chupo. El odontopediatra, odontólogo dedicado al cuidado de los niños, es el profesional indicado para examinar el caso y determinar el tipo de tratamiento más adecuado. Cuando se habla de hábitos orales se debe tener en cuenta la frecuencia (cantidad de veces que se realiza la actividad), la intensidad (la fuerza con la que se hace) y la duración (el tiempo que se demora chupando el dedo o el chupo cada vez que lo hace). De los estudios reportados en la literatura se puede concluir que el factor que más influencia parece tener para que se presente una maloclusión, es la duración. En otras palabras es más dañino que el niño se chupe el dedo por mucho rato, a que se lo chupe con mucha fuerza. El bebe utiliza la boca para conocer el ambiente que lo rodea porque es la zona del cuerpo que tiene más desarrollo sensorial al momento del nacimiento. En esta primera etapa de la vida el infante realiza con la boca una serie de actividades como succionar, tragar, reír, llorar, que son necesarias para que pueda subsistir. Pero también, casi simultáneamente, empiezan a aparecer otras acciones que se consideran dañinas como succionar dedo y/o chupo. Vale la pena aclarar que prácticamente todos los niños succionan algún dedo o chupo durante el primer año de vida lo cual se considera que hace parte del desarrollo normal. Es después de este primer año que estas actividades se pueden volver nocivas. Se considera que la succión de dedo es normal hasta los tres y medio o cuatro años de edad. Por lo tanto, después de estas edades se debe pensar en realizar algún tipo de terapia para eliminar este hábito. El dedo que más se succiona es el pulgar y se dice que estos hábitos son más frecuentes y difíciles de tratar en las niñas. No obligue a su hijo a dejar el chupo La succión, ya sea dedo o de chupo, puede producir una maloclusión dental (mala posición de los dientes); pero no una maloclusión esquelética (mala posición de los huesos). Esto es un dato muy importante que se le debe explicar a los padres porque muchas veces ellos llegan a la consulta preocupados porque su hijo tiene el hueso y los dientes superiores muy salidos y le atribuyen la maloclusión al dedo o al chupo. Qué tan dañina es la succión de dedo o chupo El daño se hace cada vez más severo a medida que aumenta la edad por lo tanto es más grave la presencia del hábito en un niño de ocho años que en uno de cinco. Los niños que desarrollan hábitos de succión en la mayoría de los casos no tienen trastornos psicológicos; sin embargo el odontopediatra debe hacer un buen interrogatorio a los padres para poder determinar si es necesario remitir al niño donde el psicólogo. Recomendaciones En la primera cita se le explica al niño la importancia de dejar de chupar y se obtiene su aprobación para hacerle el tratamiento. El tipo de terapia se determinará en forma individual para cada paciente según sus necesidades. El tratamiento puede incluir desde motivaciones para dejar el hábito hasta el uso de aparatos. Existen diferentes clases de aparatos. Estos pueden ser fijos (el paciente no se los puede quitar) o removibles. En términos generales se prefieren los aparatos fijos a los removibles. Los aparatos se usan como recordatorio en otras palabras para que el niño no olvide que no debe chupar el dedo o el chupo. Por último es muy importante asistir a las citas de revisión periódica (cada mes o mes y medio) para que se observe el progreso del tratamiento. En conclusión los hábitos de succión de dedo o chupo deben ser evaluados por el odontopediatra para que este determine el tratamiento indicado para cada caso en particular. Mi hijo chupa dedo
¿Qué hago?
Por: María Isabel Jaramillo
Odontopediatra CES
Miembro activo ACOP
Evalúe los hábitos de su hijo
Para comenzar se debe definir un hábito como la facilidad que adquiere una persona para repetir una actividad. Los hábitos se clasifican como saludables o dañinos, los hábitos orales pertenecen a este último grupo. La mejor forma de prevenir que se presenten los hábitos orales, es reconocerlos tan pronto aparezcan para evitar que se produzcan maloclusiones (malas mordidas). Se debe hacer un buen diagnóstico, identificando los factores que puedan desencadenarlos y de esta manera crear las condiciones para poder eliminarlos.
Muchas veces los padres comienzan una lucha infructuosa con cantaleta, regaños y hasta castigos para que su hijo desde muy pequeño (dos, tres años de edad) deje estos hábitos porque piensan que se le puede dañar la mordida; sin embargo lo único que logran es que se aumente la frecuencia del hábito.
En primer lugar porque el niño a esa edad no entiende que lo que esta haciendo es dañino y en segundo lugar porque con el hábito él logra llamar la atención de sus padres. La actitud recomendada para los padres que tengan este problema, es no ponerle cuidado al niño cuando esta chupando para que de esta forma el pequeño sepa que ya no obtiene la atención de los padres y desista de seguir chupando.
Sin embargo cuando se observa a los padres se ve que al menos uno de ellos también tiene el hueso y los dientes superiores salidos, lo cual quiere decir que la maloclusión no fue creada por el dedo o el chupo, sino que fue heredada de los padres.
Entre los signos que puede presentar un paciente con hábito de dedo o chupo están: Cara larga
Falta de contacto entre los labios
Dientes anteriores superiores salidos
Dientes anteriores inferiores entrados
Mordida anterior abierta (falta de contacto entre los dientes anteriores)
Mala posición de la lengua al tragar
Mala posición de la lengua al hablar
Paladar hondo
Otitis media
Malformaciones en el dedo succionado
Todos estas características no siempre están presentes y pueden variar de un niño a otro. Ha existido una gran polémica en la literatura sobre cual de los dos hábitos de succión es más dañino, algunos dicen que es el de dedo y otros que es el de chupo. La realidad es que ambos hábitos son dañinos si se deja que persistan más de la cuenta. Por esto, se recomienda que el chupo se elimine entre el año y medio y los dos años y la succión digital entre los tres y medio y cuatro años, para evitar que aparezcan maloclusiones o se agraven las que ya existían.
Cuando se determina que el paciente no tiene trastornos psicológicos se puede empezar el tratamiento. El aspecto más importante a tener en cuenta es que el niño quiera cooperar. En algunas ocasiones los padres quieren que su hijo se realice el tratamiento y lo llevan a la consulta presionado. Se les debe explicar a estos padres que si el niño no quiere cooperar, el tratamiento que se intente hacer estará destinado al fracaso.
El aparato fijo más utilizado es la rejilla. Esta puede causar un poco de molestia al paciente para comer y hablar los primeros días de uso; pero una vez se acostumbra a usarla los efectos indeseados desaparecen. El tiempo de uso del aparato es de aproximadamente diez meses. Si para este momento no ha desaparecido el hábito, se debe reevaluar si el niño realmente quiere cooperar con el tratamiento.
Fecha de publicación 24/12/2004
Última modificación 18/12/2019